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En tiempos de agitación política y social, es fundamental analizar los fenómenos actuales con un enfoque objetivo y desapasionado. 


Slavoj Žižek, en un reciente artículo, ofrece una mirada profunda sobre las protestas en torno al genocidio de Gaza, destacando la desesperación que impulsa a los manifestantes actuales en contraste con los levantamientos estudiantiles de los años 60. 

Un paralelo con el pasado

Žižek observa que "las manifestaciones actuales, como las celebradas en Londres hace unos días, tienen un aire de similitud con los levantamientos estudiantiles de finales de los años 60". 


Sin embargo, a diferencia de aquellos movimientos que buscaban la creación de un nuevo movimiento político para mejorar los males de su época, "los objetivos de los manifestantes actuales parecen mucho más modestos y, en cierto modo, trágicos".

La desesperación como motivación

El filósofo italiano Franco Berardi, citado por Žižek, señala una diferencia crucial: "los manifestantes de 1968 se identificaban explícitamente con la posición antiimperialista del Vietcong y un proyecto socialista positivo más amplio". 


En contraste, "los manifestantes de hoy rara vez se identifican con Hamás, sino que se identifican con la desesperación". 

Según Berardi, esta desesperación es un rasgo psicológico y cultural que refleja un reconocimiento, consciente o inconsciente, de "un empeoramiento irreversible de las condiciones de vida, el cambio climático, y el peligro inminente de conflictos nucleares".


La represión y el pánico

Žižek señala que "las respuestas represivas de las autoridades a estas protestas no están motivadas por el temor de que surjan nuevos movimientos políticos, sino que son expresiones de pánico". 

Un ejemplo claro de esta represión se vio a finales del mes pasado, cuando 12 senadores estadounidenses amenazaron a la Corte Penal Internacional con sanciones si decidía emitir una orden de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. 

Este tipo de amenazas demuestra "la desaparición de los valores globales compartidos".

Otro ejemplo se dio el pasado mes de mayo, cuando Francia negó la entrada a Ghassan Abu-Sitta, un cirujano británico-palestino, impidiéndole testificar sobre las atrocidades que presenció en Gaza. 

Estos actos de censura y marginación indican que "nuestras democracias están en crisis".


La situación en Gaza es inaceptable, y aunque muchos reconocen esta realidad, la intervención necesaria sigue siendo pospuesta. 


Apoyar públicamente a las protestas estudiantiles y reconocer a Palestina como Estado son pasos esenciales hacia una solución. 


Es crucial que Estados Unidos y otros actores internacionales reconozcan la importancia de estas medidas para avanzar en el proceso de paz.


Slavoj Zizek, profesor de filosofía en la European Graduate School, es director internacional del Birkbeck Institute for the Humanities de la Universidad de Londres y autor, más recientemente, de "Christian Atheism: How to Be a Real Materialist" (Bloomsbury Academic, 2024).


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